ImaginaciónMúsica

La música es algo que no necesariamente ocurre cuando estás tocando: Daniel Melero

Daniel Melero es tal vez uno de los artistas más influyentes y prolíficos del rock en castellano, y este mes participará en el Festival Marvin en un cartel que combina a bandas emergentes y artistas consagrados. Revista Circe platicó con él, genio imposible de la música argentina, sobre el valor de saber escuchar, su labor como productor, el uso sonoro de las nuevas tecnologías y el amor.

 

La música es pensamiento: “tiempo que fue construido por otro para vos mismo”, ha dicho Daniel Melero. Sus canciones tienen el signo de los clásicos: su permanencia en el tiempo y en la memoria, sin embargo Melero se sigue considerando un escuchador. “Yo adoro los sonidos no me importa tanto la armonía pero tengo gran sentido de la frecuencia, tiene que ver con la experiencia, podría parecer que es intuitivo pero es información que recibí de la música de otros y no sólo de la música, a veces es un perro o unas aves que durante una conversación hacen lo suyo, a veces es un retazo de un libro, o una frase que dijo la persona que más odio.”

Durante la conversación Daniel Melero se muestra entusiasmado por los sonidos de las aves que visitan los árboles del jardín de las oficinas de Revista Circe. Tiene un oído finísimo capaz de describir el lugar en el que estamos apenas comenzamos a hablar. “Están en un lugar amplio, con pocos muebles ¿verdad?” Quizá adivinaba el blanco de las paredes y el librero solitario donde, entre las páginas de un libro de Alfonso Reyes, dos indios conversan también: “Y cuando salió a la calle lo vi sentarse en la acera, junto a su huacal, y me pareció que movía los labios. ¿Estará rezando?, pensé. No: Jesús hablaba, y no a solas: hablaba con una india, también vendedora de pollos, que estaba sentada frente a él, en la acera opuesta. Los indios tienen un oído finísimo. Charlan en voz baja y dialogan así, en su lengua, largamente, por sobre el bullicio de la ciudad”, cuenta Alfonso Reyes en Silueta del indio Jesús. Sigue siendo un escuchador pero no se ve a sí mismo como una persona creativa: “yo me considero un creador, con esto quiero decir que cuando estoy tratando de crear algo de ninguna manera tengo un objetivo, el creativo desarrolla lo que expresa para llegar a un punto, yo ese punto no lo conozco cuando estoy creando. Por lo tanto creo que un creador puede crear algo pésimo o poco interesante, pero por crear algo malo no deja de ser un creador, en cambio si un creativo no cumple con el objetivo no es un buen creativo, tiene más que ver con el marketing.”

Rock significa cambio

Con Los encargados Daniel Melero grabó tres discos pero sólo editó uno, Silencio de 1986. A pesar de ser considerado uno de los primeros discos techno de la música argentina, para Daniel el disco era verdaderamente contemporáneo de rock y que por lo tanto usaba máquinas, nunca me quise pensar afuera del rock, dice. “En términos de techno, para mí techno es hasta la música folk cuando está grabada, está en un estudio de grabación que es un aparato totalmente tecnológico. En términos de tecnología todos los discos han sido techno. Para mí el rock significa cambio y el cambio era en ese momento utilizar secuenciadores, yo usaba muchos grabadores y editaba cintas, cortaba y pegaba cintas, era muy atrevido porque estás cortando fragmentos de música de toda una banda. Lo que es primitivo pero no precario sigue siendo un valor.”

Yo trato de jugar con la música y generar un campo en que todo lo que está allí tratando de correr un velo se preste a jugar.Haz click para twittear

En Silencio aparece Trátamente suavemente, una de esas canciones que guardamos en la memoria, quizá inconscientemente. A México llegó a través de Soda Stereo y aún hay por ahí quien piensa que es de Gustavo Cerati. No importa. “ Trátamente suavemente es una canción sencilla, para mí es un dilema la composición me manejo siempre en el campo de los conceptos, pero cuando hice la canción de ninguna manera pensé que iba a suceder lo que sigue sucediendo con esa canción, es un verdadero misterio si me lo hubiera propuesto no lo hubiera logrado, es más me propongo cosas porque sé que no las puedo lograr y que se convierten en otras.”

[soundcloud url=»https://api.soundcloud.com/tracks/260131760″ params=»color=ff5500&auto_play=false&hide_related=false&show_comments=true&show_user=true&show_reposts=false» width=»100%» height=»166″ iframe=»true» /]

Jugar música

En el 2014 Daniel Melero editó tres álbumes y produjo doce o trece discos más, no está muy seguro. En México ha colaborado con Cumbres, ZoéTelefunka. Daniel parte de la admiración para colaborar o trabajar con otros músicos, comenta. “Lo fundamental es que admire algo, no hay otro motivo inicial. Los solistas viven rodeados de músicos sesionistas y un poco desvinculados de otros artistas, mi caso no es así, siempre he vivido rodeado de otros artistas al estar produciendo y lo que busco es salir cambiado de cualquier producción que hago, no quiero salir pensando como pensaba antes de comenzar ese disco y tampoco tengo un sello sonoro como productor, mi intención es que el artista se parezca mucho más a sí mismo, trato de potenciar aquello que me parece lo esencial en el artista y a la vez tratar de generar un campo de juego.”

“En inglés hablan de play music, -jugar música- y nosotros hablamos de tocar música. La música es algo que no necesariamente ocurre cuando estás tocando, la música a veces ocurre cuando dejas que pase algo que estaba sucediendo. Yo trato de jugar con la música y generar un campo en que todo lo que está allí tratando de correr un velo se preste a jugar.”

Estoy tratando de que la música tenga ruedas

Daniel Melero ha producido más de 300 discos, entre ellos hay discos muy significativos que en el mundo no tuvieron ningún eco pero son de mis favoritos junto con otros que han vendido millones, dice. “En los últimos he desarrollado un área que es la postproducción que existe en el cine pero en la música no era considerada.  La música grabada tiene el problema de que siguió llamándose música como cuando no se grababa, el teatro cuando se filmó se llamó cine, esta diferencia hace que se hayan desarrollado ideas en campos más diversificados en el cine que en la música grabada, pero no quiere decir que no podamos aplicarlas, es necesario que haya postproducción en la música. La dicotomía de poder ir al espacio sideral y no habían pensado que las valijas podían tener ruedas; yo estoy tratando de que la música tenga ruedas, hay aspectos de la música grabada que no se han tomado en cuenta y que son un agregado muy interesante como la graduación de color y la aplicación de cierto tipo de efectos, todos los discos son una obra inconclusa que uno debe saber soltar en un momento dado, sino estaríamos en un campo que desde el punto de vista freudiano sería absolutamente anal.”

Testigo de cómo la tecnología cambia los procesos de hacer las cosas, Daniel Melero confiesa que ha sido un disgusto atravesar eso. “Hay muchas virtudes en pensar que lo que funciona no debe porqué cambiarse, pero también sé que lo que funciona debe cambiarse buscando otro tipo de horizontes, es una dicotomía, entre cierta manera de pensar y otra que tuve que adquirir. Sí sé que lo que funciona sonoramente no debe cambiarse, pero que aquello que aunque funcione sonoramente puede sonar mejor sí debe cambiarse y en término de sonar me refiero a que suene más interesante.”

“Yo creo que mi música ha cambiado a partir de internet pero no de las redes sociales, para mí es mucho más influyente internet, yo le pregunto a personas que conozco y que son talentosas qué sitio visitaste hoy que te pareció interesante y dicen FacebookTwitter y yo estoy preguntando por Websites, a mí me influyen más los blogs y los sitios web aunque me divierte Twitter. Yo tengo Facebook pero lo maneja mi manager yo no sé ni siquiera el password pero sí me representa y está en manos de gente a la que yo le delego esta maravilla y estoy feliz de ello porque, mientras, yo puedo visitar websites. Lo mismo los tweets, son reales los hago yo pero creo que tampoco me acuerdo de mi password. Le va muy bien a Daniel Melero en FacebookTwitter, Daniel Melero es una marca que aprovechamos un grupo de artistas, para mí es más importante visitar blogs de crítica, visitar sitios a los que tiro un texto para que lo destruyan y lo reconstruyan, para mí es más interesante sitios de ciencia y hay tres o cuatro búsquedas que hago todos los días: Scott WalkerAriel Pink, sitios de ciencia y de música. De los blogs que visito me atrae mucho la opinión de esos blogueros porque me han abierto campos. Se ha vuelto rutinario.”

La anarquía es nuevo orden

Melero se considera un anarquista situacional, es decir, hacer en el momento lo que se tiene que hacer: “Muchos creen que anarquía es desorden, la anarquía es nuevo orden y eso es lo que trato de implementar en vivo y cuando estamos grabando también, el estudio de grabación hoy es carísimo es un riesgo que casi nadie quiere tomar entonces se graba como uno puede, alegremente puedo decir que nunca perdí dinero haciendo discos, ir al estudio sin material, sin una nota, sin una palabra, confiando en la entropía que podía haber entre nosotros y encontrarnos que podemos hacer un disco y que además podemos tocarlo y que podemos editarlo, contradice todo lo que se supone hoy que es el mundo de la música, pero tal vez mis ambiciones no son las de esos grupos de estadio, yo no compongo música de estadio, aunque mi música se ha tocado en estadios.”

Fotos: Rodrigo Ottaviano

“Pasé por muchas etapas, dejé de tocar en vivo por años, ahora lo disfruto mucho porque disfruto mucho la organización caótica con la que podemos salir en vivo, imagínate que hace más de dos décadas que no utilizo secuenciadores, por lo menos desde hace 15 años, todo es tocado y me atrae mucho más la idea de la simulación de un humano a una máquina, me atrae más la idea de un cyborg que está ejecutando que la de un secuenciador porque cuando vas a un show a tocar en vivo si vas con pistas contiene una presunción que es anterior al show y no produce una interactividad que verdaderamente tenga que ver con lo que está sucediendo, cuando tocamos en vivo hay una lista pero la lista está para violarla, si yo me voy a atener a una lista parecería deporte, sería como una rutina. Yo amo lo rutinario pero en mi vida personal, a mí me encanta la rutina pero no en el campo artístico por lo tanto ni siquiera la lista que llevamos al escenario es la que regula, cómo va a haber una secuencia que hiciste hace seis meses siendo parte de un show que es ahora, yo creo que hoy la música tiene un regreso en lo que sería su presentación en vivo, a la teatralidad y que cada show debe ser una presentación única.”

“Cuando estamos tocando una canción cualquiera de los artistas que participan en ello pueden sugerir en el instante a través de un error una idea que abre la canción hacia otro lado, nosotros estamos muy ejercitados en escucharnos que es muy distinto a oírnos, escucharnos es poner nuestra atención y eso hace que las canciones tengan derivaciones. Sinceramente yo no sé cómo empiezan ni cómo terminan nuestros temas ni cómo es el desarrollo en el medio, es un consenso que ocurre entre nosotros, no es algo tan novedoso en la década de los 70, una de mis bandas favoritas CAN, puso esto en el tapete del rock. Me parece muy interesante que a la vez estamos tocando canciones que ustedes tienen la delicadeza de considerar clásicas y sin arruinarlas intentar generar nueva belleza encima de eso, si no sería mejor no tocarlas, sería mejor dejarlas tal cual están, pero lo interesante es la propulsión al momento.”

Un corte táctico y estratégico

Piano 2 es un recorrido por algunos de los mejores momentos en la música de Daniel Melero; parte de Líneas, de aquel único disco editado por Los encargados en 1986 y concluye con El Ritmatista, editada apenas el año pasado. Piano 2 surge en un descanso de un disco que estoy produciendo con canciones nuevas, cuenta. “Me dio la sensación que había que hacer un corte táctico y estratégico, que un disco nuevo por más que fuera interesante sólo iba a ser un disco más y se me ocurrió que podíamos hacer un álbum de Piano porque cada tanto y por placer hacemos shows con Yuli Acri en el piano y tocamos estas canciones.”

El disco fue grabado en un día porque, dice Daniel Melero, «estamos muy acostumbrados a tocar estos temas en vivo. Si no me hubiera parecido que valía la pena no lo hubiera editado porque cuando tengo la vanidad de editar un disco se debe a que creo que vale la pena porque no tengo un contrato que me obligue a hacerlo. Fue hecho en el momento, muy ensayado en tiempos anteriores pero no para hacer el álbum, esas canciones ya están incorporadas a nosotros.”

Inmaculada – Balthus. De la serie Étude pour le Rêve [Estudio para El sueño] (1954-1957). Museo de Arte Moderno México

La forma del deseo

Como en las pinturas de Balthus donde todo ocurre entre el deseo y el sueño, en las canciones de Daniel Melero las mujeres reposan o se rinden al reino de los sueños. “Cosa curiosa siempre están como drogadas, tal vez lo que yo plasmé en mis composiciones no es lo que vos sentís, porque creo que nosotros los humanos nos interpretamos jamás nos entendemos, vivimos solos, amamos hasta los defectos de las personas, de las cosas, amamos los defectos de una media gastada y uno la sigue usando porque tiene el rastro, la huella de una historia.”

Sus canciones tienen un tono de petición y de diálogo, le hacemos notar. “Lo grandioso de cuando se dialoga y cuando la gente escucha al otro, el que tiene razón queda igual pero cuando te das cuenta que el otro tenía razón ganaste algo. Jamás había visto mis canciones como diálogo y petición… Descansa en mis brazos es una especie de galán que recibe a la mujer agotada en su casa, creo que el abrazo es una de las sensaciones físicas que tenemos los humanos cuando hay candor, irremplazables y parte de lo que nos convierte en el tipo de ser que somos, a muchos mamíferos les sucede esto, los canguros son especialistas en ello aunque tengan bracitos cortos. El abrazo, la temperatura de aquello que amas.

Descansa en mis brazos es un diálogo, Quiero estar entre tus cosas es más un fetichista. La forma del deseo es una de mis canciones que siento que tienen acierto y es valioso decir esto, la grabación fue muy cómica aunque la canción simula ser muy profunda, es profunda, pero también es una simulación como cualquier cosa que intenta ser arte.” De hecho Gustavo Cerati dijo que La forma del deseo es la canción del rock nacional que más le gusta, recuerda.

Muchos creen que anarquía es desorden, la anarquía es nuevo orden y eso es lo que trato de implementar en vivo y cuando estamos grabando también.Haz click para twittear

Entre el sueño, el deseo, pedir y dialogar, llegamos al amor. “El amor es la utopía más insostenible que puede existir, el enamoramiento es una enfermedad, estar enamorado es no poder estar sin saber en qué está el otro cada segundo y querer estar todo el tiempo con esa persona, eso es el enamoramiento es una obsesión, el amor es muy distinto, el amor es apreciar los momentos en que estás con el otro porque se produce un consenso, tenemos una vida cada uno al momento de amarnos, es la utopía más enorme que existe porque el amor se desarrolla cuando después del enamoramiento te das cuenta que esa persona tiene muchos defectos y esa persona se dio cuenta de los tuyos, se aceptan. La sensación que se experimenta en el amor generalmente es una construcción que se inicia verdaderamente en dos y la otra persona está sujeta a qué le puedes decir y puedes escuchar cualquier cosa de esa persona y aún la equivocación de lo que te dice lo consideras un valor, es realmente la experiencia más extraña que yo he conocido en la vida.” Sin embargo nos dice que cuando está cantando ante el público pocas veces recuerda las historias que dieron origen a sus canciones: “cuando miro los ojos de mi esposa, sí.

No me gusta la gente que no le gustan los Ramones

Por último nos contó que le encantaría venir a México. “Vi que alguien puso clamando porque vengas a México en Twitter, me parece hermoso la repercusión que ha tenido eso, ahí es donde veo que las redes sociales es un hermoso lugar para desarrollar humor. Yo estaría encantado de ir a México, he ido como turista y las veces que fui como artista me han tratado de una forma tan hermosa que no me lo merezco y sinceramente siento que soy muy escuchado allá, en Argentina soy más oído, tal vez por eso también hice Piano como táctica y estrategia para que se renueve la escucha, siempre quiero ir a México porque aparte adoro la comida, hasta de la calle, si sabés elegir el puesto adecuado puedes experimentar fabulosas cosas, a mí la gente que no come picante no me gusta, tampoco me gusta la gente que no le gustan los Ramones y la gente que no le gusta el picante ya le meto duda seguro, estoy en contra.“

Texto: Luz Casarín Chilpa y Óscar Pedraza.

Fotografías: Rodrigo Ottaviano

You may also like

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

More in Imaginación