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El acto de imaginar. Entrevista con José Gordon

Gaston Bachelard decía que imaginar es un acto que nos hace existir o ausentarnos para entrar en la ensoñación. Conversar con José Gordon es entrar en ese territorio donde la imaginación, la literatura y la ciencia se juntan para abrir nuevas vistas y posibilidades: “Gastón Bacherlard decía que imaginar implica ir más allá de las imágenes primeras, las imágenes primeras nos limitan aunque pensamos que no es así, hay un ejemplo que suelo dar que tiene que ver con un experimento que se hizo en el campo de ciencia, los premios nobel Wiesel y Hubel, estaban estudiando cómo era la percepción de los gatos cuando acaban de nacer y resulta que cuando acaban de nacer no tienen desarrollados los nervios ópticos, parafraseando a Antonio Machado: ‘se hace mirada al mirar’. Los primeros días de los gatos son claves para la terminación de estas estructuras que les dan la capacidad de ver, en esas condiciones hicieron un experimento un tanto cruel; pusieron a unos gatos en esos días críticos en unas cajas en donde no podían ver más que líneas horizontales, cuando los sacaban se tropezaban con las patas de las sillas y las mesas porque no podían ver lo vertical. Imaginar -explica Pepe Gordon- quiere decir salir de esas cajas perceptuales y Bachelard nos dice que esas imágenes primeras que vemos, las líneas horizontales en el caso de los gatos, son nuestra cárcel, son nuestra caja de la que tenemos que saltar, ir más allá de esas imágenes que nos están delimitando para poder ver y hacer conexiones de imágenes que no tenemos aparentemente a nuestro alcance.”

Los niños Jorge Luis Borges y José Gordon

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José Gordon. La oveja eléctrica, canal 22. 2016.

El trabajo de divulgación de la ciencia de Pepe Gordon logra llevarnos más allá de las imágenes primeras, como en el caso de Imaginantes, esas pequeñas cápsulas que abrían la pantalla de televisión para entregarnos una de las mejores producciones que se han hecho en la televisión mexicana. Ahora está por terminar “El inconcebible universo”, libro que explora las relaciones entre la imaginación y la ciencia y la imaginación en la literatura que arranca con una historia de Ioan Couliano, uno de los grandes investigadores de lo sagrado, que lo cautivó: “Decía Couliano que en la casa del tío de Borges había un libro escrito en 1888 por un matemático que se llamaba Charles Hinton el libro era ‘Hacia una nueva era del pensamiento’ y la edición venía acompañada de una serie de cubos que supuestamente si sabías jugar con ellos, memorizar sus caras internas, sus colores, te iban a facilitar entender nuevas dimensiones del espacio y lo interesante es que el niño que jugaba con esos cubos era Jorge Luis Borges, a partir de esa idea hago un salto de imaginación para plantear que tal vez ese niño que estaba jugando con esos cubos construye una especie de poliedro casi esférico y en una de las caras ve su rostro de cuando ya tiene mayor edad y esa cara se está descarapelando y al abrirla se da cuenta que puede entrar dentro del poliedro y baja unas escaleras que son las escaleras del cuento de El Aleph – eso ya es imaginación y narración mía – y ahí se encuentra precisamente con ese objeto conjetural, esa esfera tornasolada de fulgor infinito que es prácticamente El Aleph. Y esa curiosidad y ese asombro de descubrir diferentes mundos posibles en un punto que descubre Borges es casi casi descubrir una especie de holograma cósmico en donde en un punto está la totalidad de la información.”

“A mí me pasó, continúa, que como niño lo que me inquietaba profundamente era que cuando estaba frente al mar tenía la sensación de que todo lo que estaba a nuestro alrededor podía no haber existido nunca jamás y de qué se trataba esa extrañeza tan grande que se llama existir y no existir del lado mío, del lado de mi conciencia, sino existir del lado de que hubieran piedras, hubiera arena, hubiera estrellas, hubiera árboles, hubieran otras presencias, ese para mí fue un misterio, un abismo infinito que me lanzó con una curiosidad enorme para tratar de entender en la medida de lo posible de qué se trata este misterio de la existencia, en este marco hubo para mí dos caminos que me abrieron vistas en esta inquietud, el misterio nunca se agota pero sí hay nuevas vistas que han abierto personajes como Borges en la literatura y como algunos ejercicios de la ciencia que nos llevan a descubrir las entrañas mismas de la materia que me parecen asombrosos y que siguen explorando eso mismo que yo descubrí a esa edad tan temprana.”

Las peras son peras excepto cuando son manzanas

Y en ese camino descubre a Arthur Koestler: “Yo entiendo que muchos de los que han sido seducidos por la divulgación de la ciencia tiene como héroes a personajes como Carl Sagan pero en mi caso fue Arthur Koestler.” En él encuentra esa claridad que le parece muy importante para tratar de comunicar con la exactitud de la poesía y la literatura conceptos que de otra manera son muy difíciles de traducir. “En ciencia este principio de conectar lo distante se llama ecuación, algo que parecía no tener que ver con otro aspecto de la naturaleza, a través de una ecuación se plantea que están correlacionados, en la literatura esto se logra a través de metáforas y la metáfora en su etimología viene del griego mudanza, lo que plantea que un concepto que está aquí muda a otro concepto que está allá y se empieza a hablar de un tejido de interpelaciones e interconexiones más allá de las apariencias. Los poetas trabajan con metáforas, los científicos trabajan con ecuaciones, los métodos son distintos no hay que confundir un método con el otro, cada uno tiene su rigor y cada uno abre nuevas vistas. Esto es muy apasionante de comunicar en el trabajo profesional porque cuando estamos viendo de qué se trata lo que nos rodea, si algo nos afecta es no poner atención en el mundo que tenemos a nuestro alrededor desde lo más cercano a lo más lejano, desde la persona que tenemos enfrente, hasta los escenarios de fondo que tenemos en todo el universo. El problema de la falta de atención es que no cuidamos lo que nos rodea, no lo protegemos como debiéramos y curiosamente cuanto más conocimiento tenemos y más cercanía e intimidad con lo que nos rodea, más la posibilidad de transformarlo de manera creativa. El conocimiento tiene la capacidad de transformar las cosas, el hecho de que tú te intereses por curiosidad en la fuerza electromagnética, tarde o temprano rinde frutos, en términos de que tienes focos, tienes posibilidades de jugar con la electricidad en un celular, tecnologías que nos pueden facilitar las cosas si sabemos entender a la naturaleza.”

Es así que los descubrimientos científicos se convierten en un acto verdaderamente creativo porque ven más allá de la apariencias: “Tanto ciencia como poesía son formas de hacer boquetes en las cajas, imagina que nuestra educación, la forma tradicional en que vivimos, nuestras tradiciones y prejuicios y por tradiciones no entiendo las positivas sino las que son lastres que vamos cargando, van creando una caja tal que pensamos que hay cosas que son posibles y otras que no lo son, lo que hace la ciencia es abrir un boquete y se abre un paradigma de tecnología, de conocimiento, de información y de posibilidades que no estaban derivadas de lo que antes conocíamos, con el arte sucede lo mismo. El arte crea boquetes y te permite apreciar zonas de la vida con una intimidad que de otra manera no podrías tener.”

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Imaginantes

José Gordón cuenta que cuando veía momentos tan interesantes de creadores mexicanos que entraban a una zona de una delicadeza y sutileza para entender lo que nos rodeaba tenía un deseo profundo de compartirlo: “Entonces se nos ocurrió con Manuel Gilardi en Televisa, hacer una serie de cápsulas que rompieran la pantalla con el discurso usual que tenemos, salirnos de la caja, abrir la pantalla. En este juego de amigos le conté una historia de Italo Calvino que aparece en Las Cosmicómicas: hubo un tiempo en que la luna y la tierra estaban muy cerca, entonces si estaban tan cerca con una barca en el mar hombres y mujeres podían llegar hasta donde estaba la luna y con una escalera podían dar un pequeñito salto y conocerla y explorarla, la luna estaba llena de incrustaciones de peces fosforescentes, caracoles, estrellas de mar que eran atraídos por la fuerza de gravedad, hay una mujer de la que está enamorado un hombre que iba en aquella barquita pero no se atreve a decirle que la quiere, un día ella está en la luna y la escalera está apoyada para subir a la luna y de repente la luna se empieza a separar para colocarse en la órbita donde la conocemos actualmente, en ese momento el hombre tiene un instante de indecisión y la luna se le va para siempre con la mujer amada. Calvino termina diciendo que esa es la razón por la que los perros aúllan en la noche de luna llena recordando el dolor de ese hombre por la mujer perdida.»

«Yo le cuento esa historia y Gilardi me dice mientras tú vas diciendo eso aparecen peces fosforecentes, fue un trabajo de un equipo talentosísimo, muy comprometido en donde pudimos explorar estas posibilidades y lo más interesante es que la idea de Imaginantes, esa idea de poder narrar brevemente algo que te abriera ventanas y que fuera animado como planteó Gilardi por un equipo maravilloso, esa idea la vi por primera vez en casa de un amigo, me invitó a comer y le dije ese cuadro que tienes ahí es un cuento de Italo Calvino, es el cuento de Las Cosmicómicas, me pareció sorprendente que un cuadro se pudiera narrar toda una historia. El asunto es que al ver esa manifestación de un cuadro en donde se concentraba en una especie de haikú visual la posibilidad de una narración, me hizo pensar que podía jugar a abrir otro tipo de narraciones. Hubo otro momento clave en la idea de concebir Imaginantes, recuerda, iba caminando por el metro y en las escaleras de un descanso vi un cuadro donde se veía la imagen de la luna y una indicación con una flechita que decía ‘el mar de la tranquilidad está en la luna.’ Descubrí una inteligencia maravillosa porque está haciendo que tengamos la sonrisa de la inteligencia en medio de algo que podría ser infernal, está diciendo: nuestro espacio es más grande, no estamos nada más confinados en el metro, hay un espacio más amplio y con un guiño: ‘el mar de la tranquilidad está en la luna’, eso es con lo que deberíamos de poder jugar en ciertos discursos. En La Oveja Eléctrica, programa de ciencia y pensamiento de canal 22 parte de lo que jugamos es a eso.”

Nuestros maestros

No es raro que en el medio periodístico te encuentres con alguien que fue alumno de Froylán López Narváez, protagonista con Julio Scherer García del golpe a Excelsior, sigue haciendo bailar a su alumnos en el salón de clases. También fue mi maestro me dice Pepe Gordon: “Los maestros son fundamentales, lo que necesitamos en México como nunca son referentes para modelarnos en ellos, la desgracia es que a veces no nos damos cuenta que esos referentes son los que deben estar vivos en nuestra conciencia colectiva, por eso a mí me interesaba tanto que en un libro de historieta de ciencia para niños (La oveja eléctrica y la memoria del universo. Sexto Piso) aparecieran nuestros grandes científicos: Miguel Alcubierre , Ranulfo Romo , Gerardo Herrera, para que nos pudiéramos modelar que en ese conocimiento, en esa memoria, en esa inteligencia podemos tener referentes de hacía dónde podemos dirigir nuestras información, nuestra novela de vida, nuestra aventura como historia que estamos construyendo, me parece que es fundamental y se despierta con la mirada de los buenos maestros.”

“En ese sentido Froylán López Narváez, mi maestro universitario por excelencia me enseñó dos cosas muy importantes, una de ellas que la revolución o el cambio si no parten de una alegría por entender el mundo o por asombrarnos ante lo que tenemos no es revolución, terminan siendo tristezas terribles envueltas en la violencia y pervierten el sentido original del cambio, de la transformación que es el gozo colectivo, el disfrute del intelecto, del corazón, del baile, de la comunión, esa fue para mí una de las lecciones más importantes que nos pudo dar Froylán y por otro lado otra de las cosas que te da un buen maestro, le aprendes mucho con la mirada porque te modelas con la mirada del otro y a veces es tan importante lo que te dice, el contenido pero también desde donde estás mirando el mundo porque existen estas famosas neuronas de la empatía que te permiten entender lo que el otro entiende. Es la diferencia entre vivir como zombies o vivir con la empatía despierta. Froylán decía: comunicar es afectar. Quiere decir que nos tocamos, ¿cómo nos afectamos? de manera superficial o epidérmica o de veras nos tocamos y si nos tocamos empiezan a pasar cambios.”

Dividir el entusiasmo en dos

En términos de comunicación considera que hay una tarea muy importante por hacer, que tiene que ver con el poder narrar las historias que toca contar en nuestro tiempo, narrarlas bien y crear otras historias: «Hay una obra de teatro de Sabina Berman que plantea qué posibilidades tienen que darse en este marco de la comunicación. Es una historia para niños, sin embargo hay una teoría de la comunicación en ella, la historia cuenta que el reino de Uxmal tenía el problema que se había muerto el rey, y había que elegir uno nuevo, el Señor Venado dijo ‘perfecto a mí me toca’, un enanito de piel verdosa que se llamaba ‘Pingüica’ dijo que no, que se tenía que resolver de acuerdo a lo correcto y que debía haber un proceso democrático para elegir al rey, organizaron una serie de Olimpiadas, hubo unas carreras y siempre por inteligencia y agudeza Pingüica empataba con el Señor Venado en todas las pruebas, la prueba final indicaría al ganador y era construir un edificio, ganaría el que construyera el más grande. Señor Venado mandó a sus esclavos a trabajar armando piedra tras piedra, Pingüica decidió quedarse sentado, solito en la noche viendo el pueblo y cerró los ojos y de repente en ese descanso y silencio vio la imagen del sueño de su tribu, la pirámide de Uxmal, estaba como un sueño colectivo de la grandeza de ese pueblo y lo vio claramente, era el deseo de los antepasados, cuando tuvo la imagen clara todos los que estaban durmiendo empezaron a ver el mismo sueño y en ese sueño colectivo todos se van parando y cada quien sabe qué es lo que tiene que hacer y se edifica la pirámide de Uxmal, con esto quiero decir que es un proceso colectivo y lo que pueden hacer los medios de comunicación es saber compartir las historias, el sueño y las posibilidades. Dividir el entusiasmo en dos para que quepa en todos lados.”

El descontento y la promesa

Sin embargo ante los actos de violencia que enfrenta México le recordamos que Thomas Huxley solía decir que a menudo se da la tragedia cotidiana del asesinato de una hermosa idea por un horrible hecho. “Albert Camus decía algo terrible: Conozco algo peor que el odio, el amor abstracto.» Recalca Pepe Gordon. «Estamos en una sociedad en donde creemos que la participación colectiva se resuelve en likes, en me gusta, sientes que se te purgó tu conciencia culposa porque hay una denuncia y tú le das like, entonces ya te sientes aliviado y ese es el problema que vivimos hoy en día, que la indignación no alcanza a canalizarse de formas propositivas, inteligentes que de veras toquen al otro. Pienso que como nunca estas acciones de educación deben de ser reales, deben ser concretas, yo lo veo en los grandes maestros universitarios que podrían con mucha facilidad tener su vida resuelta en universidades extranjeras porque son talentosísimos y que eligen estar en México para transmitir de manera concreta, con hechos, tocando la vida, tocando a otro corazón, tocando a otra inteligencia con la memoria y los conocimientos que tienen porque saben que es la única base para transformar las cosas, la buena noticia que tenemos es que cuando vemos la capacidad de los científicos que tenemos en México y su trabajo comprometido por este país nos damos cuenta que todavía hay quienes tratan de traducir en cosas muy concretas sus logros.”

«Cuando mi hijo era universitario, recuerda, vino con una idea que de alguna manera nos ha pasado a todos: ‘Mientras más estudio más me doy cuenta que esto ya se acabó.’ La bella idea está golpeada por la realidad de una manera tan brutal que no hay forma de salir. En esos días había tenido una entrevista con Mario Molina y hablamos del efecto mariposa, de cómo el aleteo de una mariposa puede desencadenar una tormenta pero también de cómo el aleteo de un impulso de inteligencia puede transformar otras cosas, él me contó que en sus estudios se modelaban las fluctuaciones que eran necesarias para transformar los entornos en términos de cambio climático y se descubrió en un estudio que se hizo en Gran Bretaña y otro que se hizo en el MIT que con tan sólo el 2 o 3% del producto global económico tendríamos los recursos suficientes para revertir el calentamiento global, la ciencia se tomó la paciencia y aquí hay una ecuación muy interesante ciencia-paciencia, para dimensionar las cosas, para saber de qué tamaño era el agujero y en vez de decir ya nos llevó el agujero del que no vamos a salir nunca, empezaron a estudiar pacientemente las cosas y se dieron cuenta de que con el 2 o 3% era posible revertir estas tendencias, Mario Molina dice que 2 o 3% es una cantidad enorme pero es mucho menor a todos los daños que ya estamos sufriendo por los cambios del calentamiento global y el hecho de que veas una lucecita al final del túnel no quiere decir necesariamente que vamos a poder salir, pero por lo menos ya vemos esa lucecita y eso es lo que hace la ciencia y lo que hace el arte. El arte pacientemente a pesar de la brutalidad sigue construyendo la belleza, sigue construyendo la colectividad, sigue construyendo la idea de que con inteligencia colectiva podemos cambiar y transformar las cosas y nos está dando un horizonte, que tengamos la voluntad para cruzar y salir del túnel hacia donde está perfilando la lucecita, tal vez se da o no se da y va a depender de nosotros, no está garantizado pero es diferente tener esa luz o no tenerla y esa luz es el boquete que se arma en las cajas perceptuales en que estamos atrapados.»

Y concluye con una historia donde las posibilidades de comunión incluyen a toda la sociedad: «En una ocasión tuve la oportunidad de platicar con el poeta ruso Yevgueni Yevtushenko que, en tiempos de la Unión Soviética cuando las grandes manifestaciones colectivas de jóvenes no se permitían como los conciertos de rock, protagonizaba junto a otros poetas recitales poéticos donde se reunían hasta 20 mil jóvenes porque es una tradición colectiva rusa muy profunda, la poesía. Le pregunté ¿qué puede hacer la belleza de la poesía ante la brutalidad de la violencia? porque parece que se aplasta esa idea de la belleza contra una ametralladora o un ser violento que tiene tanta crueldad. Él me dijo: ‘hace algunos años me mandó a llamar Gorbachov, yo estaba inquieto porque cuando te mandan a llamar de las altas autoridades con una tradición que traía detrás Stalin no era muy fácil sentir que iba a un sitio de poder, Gorbachov me dijo: se acuerda de los recitales para jóvenes en donde usted leía sus poemas ante un grupo de estudiantes, yo era uno de esos jóvenes y le quiero decir que la Perestroika tiene que ver con su poesía.’ La semilla de un pensamiento que había tocado a otra persona había transformado en un grado u otro las capacidades de comunión, las posibilidades colectivas en un pueblo. Esos dibujos se trazan, se dibujan, se desdibujan, nunca son para siempre y por eso la responsabilidad de cuidar la llamita del conocimiento porque es muy frágil pero también la podemos encender.»

Periodista y editor. Hasta hace poco fue asistente editorial de la Revista Digital Universitaria de la UNAM, una de las publicaciones de divulgación de la ciencia con mayor visibilidad en Iberoamérica. Ahora es editor de Revista Circe donde creen que las buenas ideas se parecen aunque sean contradictorias.  Twitter: @cosasvistas

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