Tal vez el deseo sea sólo un recuerdo: tener buena memoria, sobre todo en la piel. Fantasy de Carola Bony te deja listo para el combate, uno muy sórdido que merece cada puñetazo y sin importar si pierdes o vences, te llevas algo. “Yo aprendí que la verdadera jefa es la música, ella dictamina los pasos y yo trato de seguirla. Es una tirana pero la recompensa es preciosa”, dice. Y cuando le preguntamos sobre la escena musical argentina se disculpa por vivir en una burbuja. La curiosidad nos llevó a ella y aunque salimos heridos aprendimos algo: queremos ser parte de toda esa libertad que expresa Fantasy.
Fantasy es un salto al vacío. Suena brillante y han dicho glamouresco. Defiende un deseo lúcido que pregunta: ¿Tenés valor, varón, para amarme? Y pide más. Así es la forma del deseo como una sola gran idea. Pero es un enigma que infringe, devora y se planta en la escena con inteligencia, erotismo y razón. Ir por el otro o hacerlo venir para construir algo que puede ser rock, pero que en realidad no importa: Fantasy es libertad. ¿Pero quién es ella y por qué nos pide tanto?
Carola Bony nació en cuna artística de oro puro, su padre, el vanguardista de la plástica argentina, Óscar Bony, indudablemente le heredó un par de musas y un genio ilimitado. En su curiosa infancia comenzó diseñando estampas textiles, sus habilidades manuales le permitieron comprar un primer tecladito, con el que inició el viaje al mundo sonoro del que, afortunadamente, no ha regresado.
Me atrae la música que me resuelve la experiencia porque pienso que el protagonista de la música siempre es quien la está escuchando, no quien la hizo.Haz click para twittear
La segunda vez que Carola Bony entró a un estudio de grabación lo hizo rompiendo todo, haciendo coros en uno de los discos más bárbaros de la música argentina, “Colores Santos«, esa maravilla que nos convidaron Gustavo Cerati y Daniel Melero, para nosotros un par de genios imposibles, para ella, dos amigos entrañables: “les estoy eternamente agradecida a los dos”. Un demo que realizó junto al músico Noel Schajris fue el detonante para la invitación a lo que ella llama su “varita mágica”, Colores Santos: “Ese cassette generó la invitación a cantar en Pudo ser. Fue una experiencia de otro mundo, uno elegante, libre y perfecto el cual nunca más quise abandonar. El puntapié inicial para animarme a componer mis propias canciones tomando como ejemplo esos dos genios”.
La odisea para llegar a Fantasy en 2014 duró 10 años: “Es difícil para mí darle una fecha de inicio precisa a Fantasy porque es parte de una búsqueda muy amplia y muy antigua, que ya estaba planteada en el disco plateado del 94, y que podría resumirse como un intento de unir dos estéticas y lenguajes: la electrónica y la canción rock. Lo abstracto y la palabra. Los “soundscapes” y los “humores”. Ese disco plateado lleno de ambientes electrónicos es hoy considerado de culto en la escena musical de Argentina y fue dentro de ese imaginario sonoro lleno de atmósferas donde Carola Bony descubrió y entendió la música de una manera especial: “La música electrónica usa inteligencia en la manipulación de los sonidos, la canción necesita inteligencia en la interpretación, tanto de los instrumentos como de la parte vocal. A mí no me interesa lo que siente, o lo que le pasa al artista en su intimidad humana, respecto de eso no me molesta que me mienta. Me atrae la música que me resuelve la experiencia porque pienso que el protagonista de la música siempre es quien la está escuchando, no quien la hizo”, y así, nos hemos apropiado de Fantasy, abrimos nuestras alas y nos convertimos en indecentes damas de noche.
Fantasy
La cronología de Fantasy posiblemente los aburra. Fue una carrera de obstáculos que no sé bien cuándo comenzó. Tal vez cuando me fui a Londres en el 96 para ver de cerca el idioma de “lo inglés”. Donde a su vez cursé la carrera de Sonic Arts. De hecho Indecente y Erótico son trabajos prácticos del 99. Una vez entendido lo vocal y lo sónico descubrí que para hacer rock hay que saber tocar, y yo no sé tocar ningún instrumento. Por eso, ya de vuelta en Buenos Aires en el 2003 acepté sumarme al proyecto de Carca y pude observar a un gran instrumentista y sentir lo que es una banda. De ese trío que se completaba con Panza en batería salieron las bases de varios temas, más o menos contemporáneos a la grabación de Uoiea (Alma guerrera, No es Cierto, Sórdido, Vicio Stone). Cuando hicimos el demo de Carca de No sé, no sé, yo también quise tener mi bolero, entonces escribí Dama de noche.
El próximo obstáculo fue no saber usar Pro Tools y no tener aliados para encarar la empresa de hacer concretamente el disco, pequeño detalle que me tomó por sorpresa. Llorando confundida frente a la pantalla de la computadora decidí como ejercicio empezar desde cero una sesión y el resultado fue Cita, el único tema donde no toca nadie más que yo. Así recobré mi confianza y me animé a abrir el resto de los archivos y grabar todo lo que faltaba, guitarras, bajos, teclados, todas las voces y muchos etcéteras. Pude llevar todo a un 70% y apareció finalmente un aliado, Ezequiel Araujo, con su magia para entender a dónde quería llegar y su habilidad para lograrlo. El primer tema resuelto y con alma de hit, fue Sórdido. En ese momento se sumaba un nuevo alquimista, el artista visual Luciano Foglia, creador del universo paralelo www.carolabony.com, que fue mi primera salida al mundo después de tantos años de silencio.
Idas y venidas, avances y retrocesos, sesiones con Gustavo Fourcade de Steps Ahead para el mastering, y finalmente floreció el disco que quería escuchar. La guinda del postre fue el arte de tapa por Luciano Foglia.
Pudo ser
Era la segunda vez en mi vida que pisaba un estudio de grabación, la primera había sido con Noel Schajris, quien no debía tener más de 15 años, para grabar un demo de standars en inglés, con el que nos conseguíamos contrataciones para tocar en eventos. Ese cassette generó la invitación a cantar en Pudo ser. Fue una experiencia de otro mundo, uno elegante, libre y perfecto el cual nunca más quise abandonar. El puntapié inicial para animarme a componer mis propias canciones tomando como ejemplo esos dos genios. Al poco tiempo Gustavo me pidió No soy de nadie para el disco de Nicole. No sé qué hubiera sido de mí sin la varita mágica de Colores Santos, les estoy eternamente agradecida a los dos. Amigos entrañables.
Leímos en Página 12 que Fantasy tiene destino de convertirse en un referente al igual que lo sigue siendo Colores Santos. ¿Cuál es la diferencia creativa que viviste en tu casi adolescencia junto a Daniel Melero, Cerati y otros músicos con lo que se está creando hoy?
Me conformo con que Fantasy sea un disco que acompañe bien a quien lo escuche. La comparación con Colores Santos es ridícula, no creo que le llegue ni a los talones, además mi público es pequeñísimo, pero gracias por esa idea tan extravagante.
Respecto de lo creativo veo muchos músicos, pero pocos artistas que se animen a saltar al vacío. Creo que uno no tiene que trabajar para contentar al público, sino para cuidarlo, con altruismo. Tampoco se trata de una terapia de autoexpresión, eso es un bodrio para los demás. Luego hay gente que trabaja para llenar la billetera, ok, no es más que un kiosco.
Yo aprendí que la verdadera jefa es la música, ella dictamina los pasos y yo trato de seguirla. Es una tirana pero la recompensa es preciosa.
Me adueño de lo que escucho de manera caprichosa y egoísta
¿Qué artistas argentinos consideras como punto de partida para la historia de la música pop en tu país?
No sé nada de historia, no tengo suficiente curiosidad como para hilar, tendría que investigar para poder contestarte. Me adueño de lo que escucho de manera caprichosa y egoísta. Personalmente tomo como punto de partida a Javier Martínez, para mí, él inventó el canto en argentino.
¿En qué época consideras que se comenzó a gestar una vanguardia sonora en Argentina?
A fines de los 60, aunque quizás estaban intentando copiar las modas extranjeras, de ese experimento surgieron expresiones mucho más interesantes que las intenciones y de tinte marcadamente local.
Libertad es una buena palabra para describir el trabajo de otros músicos argentinos como Lucas Martí, María Ezquiaga, No lo soporto, Sebastián Carreras y el propio Daniel Melero ¿Cómo aprecias esa evolución?
Lamentablemente no estoy al día con sus obras, entonces no te puedo contestar. Estoy esperando hace tiempo que Sebastián Carreras me haga un tema y me invite a cantarlo, y tuve la suerte de participar hace apenas unos días del tercer y último Varias Artistas de Lucas Martí. Primera vez desde Colores Santos que canto una canción que no me pertenece y fue una experiencia encantadora. ¡Ojalá haya más!
¿Qué músicos argentinos actuales sigues con atención y en qué te identificas con ellos?
Me vuelvo a disculpar por vivir en una burbuja. Te puedo contar que hace unos años las Coco tenían un discazo bajo el brazo y pocos recursos para llevarlo a cabo. Me indignó su situación, la falta de apoyo que tenían, y probablemente me identifiqué con ellas y su dificultad, así que las ayudé económicamente a cambio de que hicieran un gran disco. Cumplieron con el trato y grabaron Negro.
Por último nos podrías compartir un playlist de 10 canciones o artistas argentinos actuales que sí o sí debemos escuchar.