La escena sonora subterránea de Buenos Aires tiene un archivo gráfico, Off The Record. Anita Bugni, fotógrafa y cineasta, hace de documentalista. Elige y da vida a los rostros que están marcando la pauta auditiva de Argentina. Músicos nacidos durante una condenable dictadura y que son sobrevivientes de una triste realidad en su país. “Creo que la generación del 80 -que en la Argentina es una generación post-dictadura- es muy consciente de sí misma y del mundo, de las injusticias y de los desastres naturales, que a veces se pierde en los excesos o en la confusión de sobrestímulos, y que por eso a veces elige tomar cierta distancia de la política (a diferencia tal vez de generaciones anteriores). Pero al mismo tiempo tiene muy claras sus ambiciones y lucha por eso”, comenta Bugni, nacida en 1986, contemporánea y parte misma del crisol de los artistas que retrata.
El interés por el vínculo entre imágenes y música que nació en su infancia se materializa en su trabajo actual: “Mi impresión tuvo que ver con que hay algo que se está gestando a nivel musical en mi ciudad, alrededor mío, de gente de mi edad. Como una efervescencia.” Para Anita Bugni la evolución que ha tenido la música como parte de la contracultura en su país es palpable, así como lo es la relevancia de mantener en el inconsciente visual lo que sucede aquí y ahora y de lo que vale la pena alimentarse, de ahí nació Off The Record: “Mi trabajo como fotógrafa tiene que ver con documentar algo que está sucediendo. Con que quede un registro de una persona en un momento y en un lugar. Pero también el retrato es una de las formas de la fotografía que más me gustan porque se establece un vínculo con la persona fotografiada. Hay un acercamiento, un intercambio, y desde ese punto de vista el fotógrafo participa, ya no sólo se limita a registrar. Por eso, cada retrato también es el recuerdo de un encuentro.”
Off The Record es también una forma de definir como mortales a los artistas, dejando de lado el paradigma del creador inaccesible: “Existe esta idea de que los músicos son ídolos y no personas reales que se suben al subte, hacen las compras o duermen. El artista en general está sobrevaluado, y ser músico es muy “cool” pero vivir de la música (sobre todo al principio) no siempre es fácil. Hablando estrictamente de la imagen, hay algo de admiración, de fantasía, y de proyección de los propio deseos en esa figura del músico sobre el escenario. Esa representación es un juego, una ficción mas del sistema que a veces se confunde con la realidad, pero por supuesto es otro de sus espejismos. Fuera del escenario los músicos, son personas comunes y corrientes. Cada uno con su locura, claro, pero básicamente son trabajadores que tienen sus angustias y dificultades que afrontar y que, como todos, hacen lo que pueden para pagar el alquiler. Creo que esto es así en Argentina y en el resto del mundo. Aunque elegir ser músico o artista es un privilegio que no cualquiera puede permitirse.”
Libertad es una buena palabra para definir el trabajo de María Ezquiaga, Lavial, Intrépidos Navegantes y todos los artistas que Anita Bugni retrata en su trabajo. El descubrimiento es un prodigio, las plataformas musicales que nos convida la inmediatez de Internet son la trinchera absoluta para los creadores subterráneos: “El hecho de ser independientes y no estar completamente atados a ningún sello discográfico también les da una mayor autonomía y poder de decisión. Pueden elegir por sí mismos su estética musical y visual. Pero esa libertad y autogestión implican mucho esfuerzo y no es sencillo tener que decidir y ocuparse de todo. Con los retratos intenté transmitir algo de ese espíritu de libertad, el “empoderamiento” del músico que muchas veces es su propio productor y manager”, comenta.
La reinvención es una constante en la escena musical de Argentina, sus alcances no tienen lindes e irónicamente pareciera que la consiga de “underground” es justo lo que los ha llevado a escucharse fuera de su país: “Hay muchas bandas argentinas a las que les va bien y tienen una fuerte repercusión fuera del país. Onda Vaga tiene fans hasta en Japón y El mato a un policía motorizado se la pasa de gira por Europa, Sudamérica y Norteamérica, por dar sólo dos ejemplos. También existen casos de bandas a las que no les va tan bien acá y son furor afuera. Y México es una gira obligada para un grupo que está creciendo, las bandas argentinas independientes tienen un gran público allá”, concluye.
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