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São Paulo Fashion Week: poner “luz” a la imagen del espectador de moda

Por Fatima Onofri y Sara Barbeira Vázquez

La moda puede ser una declaración o una consigna, ya no se trata de estatutos ni seguir un orden lineal, lo que se dicte en las reglas básicas del vestir y lo que es tendencia puede ser apropiado o no, con la dicotomía de convertir la moda en un acto de excesos, sobresalir y llegar incluso a escandalizar, por otro lado el estilo puede estar tan apegado que la moda se vuelve un sincretismo, incluso hay quien la utiliza para mimetizarse, entonces la moda no se resume a una prenda de vestir, es la relación que se traza entre creador, obra y percha, un triángulo amoroso que deviene en ideas artísticas.

Cada año las ciudades más importantes del mundo se convierten en mosaicos de arte textil, las Semanas de la Moda son el escaparate absoluto para marcar y definir las tendencias, son también la plataforma perfecta para diseñadores emergentes. En un breve recorrido que atraviesa el concepto de identidad inserto en un desfile de modas, se encuentra latente la ideología de un diseñador en relación con el estilo de un espectador y el juego ambivalente que se establece entre ellas. Ambas partes son válidas.

Diseñadores

Treinta y nueve firmas comunican desde su propia rejilla cultural, tomando en cuenta la época y sociedad en la que se encuentran. La prenda representa y define la etapa histórica y el marco valorativo en los cuales respira la ideología de la marca. Se intenta fomentar al vestido como pauta del comportamiento social.

Los diseñadores son escritores por medio de sus prendas y al mismo tiempo lectores de las tendencias sociales en las que ellos mismos escriben, de una imagen proyectada y de lo social resignificado. La indumentaria se expresa y es expresión al mismo tiempo.

Tomando como referencia el marco dentro de cual se planteó la mirada, definitivamente hubo propuestas que se destacaron en el pasado São Paulo Fashion Week, entre los creativos que vale la pena seguir se encuentran:

João Pimenta

Rompe con los moldes convencionales de la moda masculina. No sólo en lo que respecta a siluetas y producción (morfología, moldería, telas, confección) sino que apuesta a legitimizar nuevos modelos de identificación social. Su colección de pasarela fue presentada inicialmente por atletas con capacidades diferentes que vestían prendas en coloraciones neutras, pero con moldería de experimentación. Su trabajo tiene un aire de frescura y sutileza, mezclando líneas sublimes y audacia. Algunas de sus elecciones dejaban veladas reminiscencias a “El principito” y la “La lista de Schindler”.

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João Pimenta

Helô Rocha

Presenta una colección de impronta artesanal que recupera coloridos y motivos de una cultura local, norteña. La valoración de un “saber hacer” y del trabajo manual potenciando la feminidad a través de la combinación de materiales nobles: encajes, gasas y sedas. Transparencias, negativos y volados que generan movimientos efímeros, bajo un concepto de tonalidades apasteladas.

Si bien sus prendas presentan una carga estilística de referencia brasileña, son de fácil adaptación para el uso de la mujer cosmopolita actual.

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Helô Rocha

À la Garçonne

Alexander Herchcovitch toma el mando de la dirección creativa, previamente dirigida por Fabio Souza. Manteniendo un estilo anclado en los años 20 y 30, recupera recursos que nos sugieren una estética vinculada a lo vintage y a conceptos de sustentabilidad, como una de las temáticas más influyentes en el pensamiento colectivo. La colección presentaba prendas con reminiscencia naval, evidenciada a través de sus estampados, materiales y coloraciones.

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À la Garçonne

Espectadores

La identidad está en todos lados. La diversidad de estilos alternativos entre los espectadores, individualidades expresivas, desdibujan un “cómo deberían vestirse” –una norma, una tendencia- en beneficio de la creación de una mirada particular. El proceso de producción personalizada de vestuario, implica una elección minuciosa de prendas que en algún punto, refleja la personalidad del individuo, enfilándose detrás de una ideología. Lo importante es satisfacer sus necesidades específicas en lugar de deseos colectivos.

Show de moda y comentarios finales

Mediante los desfiles existe la posibilidad de seducir al espectador con una posible estética, dentro del lenguaje de las apariencias. El poder de la imagen que quiere formar parte de una normativa, que puede homogenizar, borrar las individualidades.

Por otro lado, existe un ser que se distingue, una luz en la oscuridad, aquel que puede ver y ser más allá de la multitud. Lo emergente que se apropia de su capacidad de gestión y organización del estilo en un fenómeno personal, creativo y original. Susana Saulquin, en su libro “La Muerte de la Moda” menciona que “se redefine la acción del diseñador en relación con el objeto diseñado, que, autorreferencial y funcional, se manifiesta desde el ser individual y no más desde el parecer social.”

Ya no se trata sólo de una nueva moda y de su simple admiración: el sistema de la indumentaria se encuentra en proceso de cambio, de transformación, ya desde una toma de conciencia respecto de temáticas, por momentos ignoradas, como las capacidades diferentes en João Pimenta, la artesanía en Helô Rocha o el cuidado del medio ambiente en À la Garçonne, como también desde el surgimiento de nuevos parámetros que rigen dentro del universo mutante de la moda. Colecciones que simulan lo efímero, pero que en verdad acentúan los particularismos culturales de cada diseñador, de cada sistema, de cada época, con el objetivo de comunicar identidad.

Desde ese lugar, los espectadores constituyen nuevas y diferentes relaciones con las prendas y el modo de habitarlas para apropiarse de ellas y proyectar originalidad, estilo, individualidad. Aquí es donde el ser gana su lugar y una suerte de “diseñador” no profesional, nace y conforma su imagen integral para expresar y construir identidad.

Sentidos y comportamientos ambivalentes: asisten al desfile para “observar y seguir tendencias”, pero en verdad parecieran no dejarse influir por los mandatos del vestir de cada diseñador, a menos que éste atraviese una barrera virtual que posibilita la conexión ideológica con el espectador.

Ilustración y fotografías Fatima Onofri

Fatima Onofri

Licenciada en Diseño Textil e Indumentaria, graduada de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Se especializó en Sociología del Diseño en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Luego de un recorrido profesional que abarca tanto emprendimientos personales como formar parte de empresas referentes de la industria textil e indumentaria en Argentina, desde Abril de 2016, es responsable textil de las marcas Palette y Alcoyana, en una importante empresa de blanquería. Se desenvuelve también como diseñadora de presentaciones de tendencias y coolhunter.

En su pasión por el arte, es ilustradora y realiza cuadros y animaciones. Se encuentra explorando el mundo del teatro, el cine, y los fashion films, como directora, actriz y vestuarista.

Sara Barbeira Vazquez

Arquitecta egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se graduó de Licenciada en peritaje y valuación de Obras de Arte (UMSA) y tuvo una formación de posgrado orientado a la preservación y conservación del patrimonio artístico y cultural arquitectónico. Actualmente trabaja en una importante empresa argentina consultora (compra-venta) de maquinarias textiles.

 

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