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Una oportunidad de entrelazar y sumar luchas en ambos lados de la frontera: Pietro Ameglio

Ante el triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos y sus primeras acciones encaminadas a frenar la migración ilegal con decretos que constituyen en los hechos una violación a los derechos fundamentales de varios grupos de personas por su lugar de origen o religión, platicamos con el historiador Pietro Ameglio quien hace una valoración de la Resistencia ante estas medidas por parte de la sociedad estadounidense, lucha que se da en varios frentes como el económico y legal: «Creo que es muy importante lo que está pasando en la sociedad norteamericana porque hay que tomar en cuenta que esa sociedad tiene una larga experiencia de lucha social, de cambios desde la resistencia civil y también desde la parte legal, formal, del orden jurídico. Hay tradiciones desde el siglo XIX de grandes luchas que se han dado, de las más conocidas por el derecho de los afroamericanos, a todos sus derechos políticos, civiles, sociales, las luchas de las mujeres, las luchas de las cuestiones de representatividad, de medio ambiente, por la diversidad sexual, entonces lo que está pasando ahora es que el nivel de agresión tan frontal, tan en contra de lo que se había logrado en las últimas décadas en derechos y libertades ha hecho que se unieran y se recuperara toda una experiencia histórica, no violenta, jurídica, legal, de lucha y de enfrentar al poder que está sacando en parte lo mejor de la sociedad norteamericana, sea a nivel de base porque hay cantidad impresionante de células, de resistencia, un número muy grande de ciudades, de poblados y también a nivel de la clase política y de las grandes corporaciones industriales, financieras, es una resistencia interclasista que toca todos los grupos sociales por muy diferentes razones, hay alcaldes que quieren declarar su ciudad “santuario”, universidades, intelectuales en sus espacios, gobernadores, grandes corporaciones de la computación, de las telecomunicaciones, del comercio y también grupos y células que defienden derechos y libertades de todo tipo de minorías y mayorías como son los migrantes que están recuperando esas formas de acción directa, no violenta, legal. Es una cosa muy interesante y original y en esa línea destacaría lo que pasó en los aeropuertos hace unas semanas donde parte de la población de forma espontánea fue a meter su cuerpo a lado de todos estos inmigrantes y algunos ciudadanos legales norteamericanos de los siete países islámicos que tenían prohibida la entrada y a decirles – son bienvenidos, no me voy a ir del aeropuerto hasta que ustedes entren -, en ese sentido hay mucho para rescatar y reflexionar y ni hablar del juez de Washington que no aprobó la medida antimigratoria de Trump.

De «Ángeles de la frontera» en Laredo, Texas, Estados Unidos. Fotografía: Sari Dennise, CC BY-NC 2012.

Es un hecho comenta Pietro Ameglio que «más allá de la cuestión ideológica y de lo que representan (las grandes corporaciones norteamericanas), que son en muchos sentidos uno de los males más grandes del modelo económico, de nuestra pobreza, desempleo, etcétera, no sólo en América Latina y el mundo sino también en Estados Unidos, no hay duda de que por otro lado representan un tipo de arma no violenta importante porque para muchos sectores de la población entre los que no me encontraría yo pero sí mucha gente, tienen una cierta fuerza moral, por hábito, por placer, por lo que sea, entonces ante el poder son los grupos que pueden confrontarlo más directamente porque finalmente en las escalas del poder medio y alto el tema económico es el centro de sus intereses, no el servicio a la población ni el bien común. Estas grandes corporaciones tienen en el campo de la lucha económica y de los puestos de representatividad política un papel muy importante porque en esos sectores sí son una reserva moral, no en la sociedad, al contrario, muchas veces atacan a la sociedad pero en los sectores de clase alta, dirigencial, son vistos como una fuerza moral importante, entonces que ellos coloquen una barrera, una frontera y que digan – ya basta, no los vamos a dejar pasar – sea porque agreden a sus trabajadores, a sus consumidores o a sus intereses, en el campo de la lucha social, de la Resistencia, que es el nombre que se le ha dado en común al movimiento en Estados Unidos, representa un instrumento, un arma no violenta muy importante que confronta al poder en sus raíces más delicadas, donde más siente el golpe. También habla de una cultura en la sociedad norteamericana, aún en las clases más altas y enriquecidas existen ciertos valores compartidos con las luchas de otras clases sociales como es la libertad, la diversidad, el no prejuicio social por temas de religión, de género, de raza o de creencias políticas. Hay ciertos tipos de valores que en la especie humana se han hecho más universales en estas últimas décadas aunque nos quedan miles de kilómetros por avanzar pero no hay duda que un granito de arena se ha avanzado y en estas dirigencias de los sectores económicamente más poderosos estos valores también tienen un lugar y una legitimidad y esa es una parte positiva.»

Los procesos de resistencia que cambian y que detienen algo inhumano no son inmediatos

Como historiador Pietro Ameglio observa que «el tema de la representatividad política que es un tema fundamental en estos momentos, empezando por México pero a nivel mundial, el tema del respeto a la ley tiene una cultura totalmente diferente en el mundo anglosajón que en nuestro mundo Latinoamericano, yo diría Latino, en ese sentido para ellos e incluso para Trump, es mucho más difícil pasar por encima de ciertos esquemas legales y ciertos esquemas de representatividad, allá se convierten en instrumentos de control mucho más fuertes e importantes como lo hemos visto en estos días, como en el caso del juez de Washington que detuvo el Decreto Antimigratorio, que no es poca cosa, Trump tratará de darle la vuelta con otro tipo de decretos pero es una forma de decir – estamos de pie, tú no vas a pasar esta frontera y no estamos dispuestos a la obediencia ciega aunque seas el presidente -, en ese sentido una gran diferencia con nuestra realidad mexicana es el tema de la lucha legal que allá opera en una forma mucho más concreta y cercana a la verdad, muchos espacios de alcaldías, de gobernadores, de jefaturas de policía, jefaturas de la patrulla fronteriza han declarado que no van a adherirse a esos decretos federales, algo que imaginemos totalmente imposible que pudiera suceder en nuestro país donde hay una obediencia ciega de todos los poderes locales, estatales, municipales hacia el poder federal, en cambio allá no y en ese sentido está emergiendo parte de lo mejor de la sociedad norteamericana.

No hay ninguna condición para reabsorber a cientos de miles de migrantes que van a regresar y sólo son declaraciones retóricas porque el modelo económico sigue igual y la situación que van a enfrentar en sus pueblos y comunidades va a ser la misma.

Un dato en contra muy importante es que el Partido Republicano que ha tenido una fuerza un poco más progresista aún siendo tremendamente conservador y de ultraderecha y que incluso algún representante ha enfrentado al propio Trump, tiene la mayoría en las dos Cámaras, ahora con este intento de Trump de controlar la Suprema Corte de Justicia se vuelve el tercer poder bajo control, en ese sentido no va a ser fácil la Resistencia. En Estados Unidos se conoce bastante, sobre todo en los grupos con experiencia en la resistencia civil, que los procesos de resistencia son de mediano y largo plazo, por supuesto hay situaciones de coyuntura inmediatos como el oleoducto en Standing Rock o los migrantes que no pueden pasar el aeropuerto pero los procesos de resistencia que cambian y que detienen algo inhumano no son inmediatos, entonces hay una lucha que no va a lograr resultados enseguida pero cada día hay que hacerla y cada minuto para que en el mediano plazo esta cultura tan destructiva, negativa e inhumana de Trump y la gente que lo rodea se detenga y ya no avance.»

Una de las cosas que está quedando más en evidencia es que el PRI y el gobierno ya no saben cómo llevar la política exterior

Así como hay una enorme diferencia entre el gobierno de Trump y la sociedad estadounidense que se está organizado para impedir que las medidas adoptadas por su gobierno echen por tierra los derechos ganados en todo este tiempo. Es muy importante de partida distinguir entre México y el gobierno mexicano, dice Pietro Ameglio, «cuando uno dice México como sociedad civil tiene una enorme variedad y complejidad, tampoco se puede generalizar, no creo que el gobierno mexicano tenga tantos problemas de “entenderse” con Trump porque ya ha hecho lo imposible a cambio de la sumisión para seguir manteniendo los privilegios de los intereses económicos y de clase que defiende. La sociedad civil está indignada, se ha dado cuenta de un montón de tropiezos brutales, de simulaciones al grado de estas declaraciones que hemos visto de algunas presidencias latinoamericanas donde el propio gobierno mexicano no ha querido crear ningún frente latinoamericano, no ha querido participar en reuniones continentales para que se emitan declaraciones o confrontaciones de solidaridad continental contra Estados Unidos porque está buscando el camino del arreglo abajo del agua, en lo oscurito y de mantener los privilegios, entonces esto se está cayendo, se está confrontando muy fuerte en la sociedad mexicana, es un tema muy delicado porque lo estamos viendo incluso en la parte formal-pública de la Secretaría de Relaciones Exteriores que era un espacio de enorme tradición y legitimidad en el país, de solidaridad con perseguidos de dictaduras de América del Sur, de África y de Asia, hay una casa de refugiados en la Ciudad de México que se ocupa de dar acogida a todo tipo de exiliados y refugiados, hay una larga tradición de solidaridad mexicana, desde el Cardenismo con otros pueblos y perseguidos. Una de las cosas que está quedando más en evidencia es que el PRI y el gobierno ya no saben cómo hacerlo, contrario a lo que siempre se ha afirmado, porque el nivel de errores, de pifias, de situaciones incluso en el tema de la inteligencia, de no grabar, dicen ellos, cosa totalmente falsa, comunicaciones entre presidentes, ya no puede uno apostar a nada que tenga que ver con la parte oficial, formal, gubernamental de las relaciones exteriores pero sí de la parte solidaria de la sociedad mexicana organizada que a nivel de iglesia, de universidades, de organizaciones civiles, de movimientos sociales, de organizaciones indígenas, campesinas, va a haber una enorme solidaridad sobre todo hacia los migrantes que tengan que regresar y ese es otro tema importante de esta enorme mentira y ambigüedad oficial donde se han cansado de declarar que con mucho gusto vamos a recibir a todos los migrantes que regresen y a incorporarlos a nuestra vida social, cosa completamente falsa porque se fueron, porque no hay el mínimo espacio para ellos más que en las organizaciones delictivas, la economía mexicana está cada vez peor y va a seguir, entonces no hay ninguna condición para reabsorber a cientos de miles de migrantes que van a regresar y sólo son declaraciones retóricas porque el modelo económico sigue igual y la situación que van a enfrentar en sus pueblos y comunidades va a ser la misma.»

DC Women’s March. Fotografía: Liz Lemon.

Una oportunidad de entrelazar y sumar luchas

Porque es justo aceptar que del largo camino hacia Estados Unidos de los migrantes centroamericanos la principal agresión que tienen es del gobierno mexicano en complicidad con el delito organizado. «Desde Guatemala o desde que pisan territorio mexicano hasta la frontera del río Bravo, sufren situaciones dantescas, absolutos infiernos con la complicidad de todo tipo de autoridades migratorias, policiales y todo el delito organizado que encuentran en el camino y justamente es un ejemplo de la solidaridad de enormes formas de la sociedad mexicana, desde Las Patronas, el albergue de Hermanos en el Camino, los albergues en Tierra Blanca, la sociedad civil, fuerzas eclesiales, educativas, etcétera, responden en esa solidaridad, pero el infierno que pasan aquí en muchos sentidos es mucho peor del que pasan en Estados Unidos.

Porque es justo aceptar que del largo camino hacia Estados Unidos de los migrantes centroamericanos la principal agresión que tienen es del gobierno mexicano en complicidad con el delito organizado.

Testimonios como el de La Patronas y los albergues a través de la ruta migrante hacia Estados Unidos son una manifestación viva y permanente del esfuerzo de la sociedad civil en comparación con las autoridades que en muchos casos se vuelven cómplices y actores principales de las injusticias que pasan los migrantes en su tránsito  hacia el vecino del norte. Y Pietro distingue también entre esta lucha permanente de la sociedad civil con la coyuntura en la que las élites políticas, intelectuales y empresariales pretenden sumarse como en la pasada y fallida convocatoria #VibraMéxico: «Yo vibro cuando veo las protestas contra los gasolinazos, las resistencias territoriales por defender el agua, las minas, los bosques. Vibro ahora con la tercera caravana que estuvo en Sinaloa buscando desaparecidos, no vibro con una marcha convocada desde arriba por la “unidad nacional”, en un país donde la unidad en el fondo es la obediencia ciega, la única fuerza que lo ha sido los últimos ochenta años que es el gobierno, el PRI y todos sus aliados. Yo respeto mucho a gente positiva que marchó, no puedo entender que universidades como la Ibero, la UAM y la UNAM se hayan adherido, realmente me parece increíble porque más allá de que gente positiva diga – yo marcho porque defiendo mi dignidad, tengo derecho a decir lo que pienso, mi dignidad mexicana – , en realidad lo que va a pasar es que va a ser una enorme capitalización para el gobierno para seguirse legitimando en su política entreguista totalmente hacia Trump, de ningún tipo de confrontación, inepta totalmente, entonces lo que parecería en el discurso una cosa de un nacionalismo con el que no comulgo mínimamente, de bandera, signos, escudos, me parece grotesco, sin embargo se va a transformar en los hechos en un respaldo político a una clase y dirigencia política que estaba en picada con los gasolinazos, con su actitud ante el muro, los migrantes y ante el gobierno de Estados Unidos y ahora van a recibir un mínimo de oxígeno moral en nombre de un nacionalismo ramplón y que no tiene nada que ver porque también es importante ver que las marchas contra Trump en Europa han sido contra ataques de la libertad de Trump en ciertas situaciones, no por defender países ni dignidades nacionales, han sido por derechos sociales y políticos. Hay mucha “buena intención”, quiero creerlo así pero una enorme ingenuidad política en este tipo de movilización de los grupos político y moralmente positivos del país, no los de derecha e intelectuales a sueldo disfrazados de nacionalismo en este momento, esos sí saben lo que hacen.»

«Vamos a tener que estar, y es algo que estamos haciendo varios grupos, mucho más entrelazados (los movimientos de resistencia civil en ambos lados de la frontera), ahora por problemáticas también desde el lado de Estados Unidos, por ejemplo lo del Movimiento por la Paz, de las víctimas de esta mal llamada guerra contra el narco de Calderón, ha habido entrelazamiento de grupos, hubo incluso una caravana en Estados Unidos por el tema del control de la droga, de la venta de armas a México, el tema de los migrantes, ahora la cosa es mucho más profunda y de una magnitud mucho más grande no sólo en el lenguaje sino en las acciones, tenemos que articular muchas acciones en concordancia de solidaridad, de formas de refugio, de santuario allá y acá, de movilizaciones coordinadas, campañas, de boicot hacia todo tipo de productos que tengan alguna relación con Trump y sus aliados, no sólo con él y sus empresas, todo el sector económico de la movilización tenemos que tener una enorme sincronización, instalar la idea de la resistencia civil a partir de campañas y no sólo de acciones aisladas, movilizaciones mucho más cercanas a la no cooperación y la desobediencia civil, las marchas, es algo que se está dando y va a crecer bastante en las identidades sociales agredidas como son las minorías, grupos en el tema de la diversidad sexual, racial, donde va a haber una solidaridad seguramente mucho más profunda no en el plano del discurso sino de la acción y ni hablar del tema del muro, del cruce fronterizo y de cualquier tipo de represión armada que probablemente se pueda dar, es también una oportunidad de entrelazar y sumar luchas.» Concluye.

Estudió Comunicación en la FES Acatlán, UNAM. Actualmente es locutora, productora y programadora musical en Radio Mexiquense y colaboradora en Revista Circe. Twitter:  @luzcasarin

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