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Asexualidad: La orientación invisible

Asexualidad. Palabra que viene dándose a conocer en el último tiempo. Pero ¿Está realmente informada la sociedad acerca de lo que es esta orientación?

La asexualidad es considerada la «cuarta orientación sexual» luego de la heterosexualidadhomosexualidadbisexualidad y se trata de la carencia absoluta de atracción sexual hacia otras personas. Simplemente los asexuales no sienten la necesidad de tener una vida sexualmente activa como la mayoría. Dicen empezar a sentirse así al entrar en la preadolescencia.

Sin embargo, hablar de asexualidad no es lo mismo que hablar de ser célibes o mantenerse en abstinencia por un tiempo. No es una elección, como ninguna otra orientación sexual lo es. Las personas asexuales no necesitan cambiar ni «curarse», ya que no es ningún tipo de trastorno o enfermedad.

Varias investigaciones a nivel mundial han estudiado el tema, como el Laboratorio de la Salud Sexual de la Universidad British Columbia que determinó en 2014 que la asexualidad no era un trastorno en la excitación sexual ya que existía el deseo pero no era plasmado en alguien en específico. Por eso la mayoría de los asexuales se sienten satisfechos simplemente con la masturbación.

Vale aclarar que una persona que se siente y vive su vida como un asexual, de todas maneras puede sentir atracción romántica por otros: puede enamorarse, puede involucrarse en una relación amorosa y hasta tener hijos. Cuando se involucran con personas sexualmente activas, algunos aceptan el tener sexo simplemente para complacer a su pareja, mientras que otras veces llegan a un acuerdo entre ambos. Las personas asexuales en su mayoría tienen necesidad emocional y afectiva, pero otras no. A éstas últimas dentro de la comunidad se las llama Arrománticos.

Jorge González, ecuatoriano de 28 años, periodista y asexual, cuenta: «Descubrí mi asexualidad cuando tenía 17 años. En mi último año de colegio empecé a darme cuenta de que era distinto al resto de mis compañeros de clases: ellos se volvían locos por enganchar minas en los colegios femeninos y tener sexo para ellos era ganarse el mundo. Fui constatando que lo mío no era eso, me gustaba estar cerca de una chica, pero mis intenciones nunca eran llevarla a la cama. Con el pasar de los años la situación se volvió tediosa. No era fácil sobrellevar una vida en solitario cuando tenés a tus amigos y hermano con novias. Las preguntas clásicas eran y aún siguen siendo: “¿y cuando conoceremos a tu novia?” “¿Ya te casaste?”. El vivir en Argentina en el 2015 me ayudó un poco a vivir mejor conmigo mismo…»

Por su parte, Patricia Grosso de 36 años, docente de Buenos Aires, encontraría cuál era su orientación mucho más tarde: «Descubrí que era asexual a los 32 años luego de una búsqueda bastante larga. Desde mis trece años me cuestioné muchas cosas del entorno, sabía que había algo pero no sabía darle el nombre correcto a eso que yo no experimentaba y mis compañeros sí… El término asexual me lo acercó mi psicóloga».

Micaela Dartuquide Entre Ríos, la más joven dentro de la Comunidad Asexual Argentina, dice «Descubrí el término asexualidad investigando en internet, y me di cuenta de que eso era justamente lo que me pasaba… nunca sentí atracción sexual hacia nadie».

Cuando se les preguntó sobre si creían que hay bastante desconocimiento acerca del tema, Feliciano Ramos, de 32 años de Buenos Aires contestó «Hay demasiado desconocimiento, porque nuestra orientación no llega a formar parte de ninguna campaña gráfica por ejemplo…»

«Yo me animé a contárselo a una sola chica hasta el momento» dice Jorge.

«Hay desconocimiento hasta de profesionales en salud, muchos hablan sin haber abordado nunca el tema. Por suerte son cada vez más los que nos entienden, nos preguntan y no nos cuelgan una patología en el cuello o la idea simple de que una persona asexual se niega al sexo. Hoy muchos nos ven desde la diversidad y como parte del mundo diverso… No me es fácil contarlo porque tienden rápidamente a juzgarte, se burlan, sos un bicho raro a evaluar…» cuenta Patricia.

Feliciano comenta: «A mí no me interesa ir por la vida diciendo lo que soy, soy partidario de que lo que cada uno hace (o no hace) en su habitación, es cosa de cada persona y no deberíamos gritarlo a los cuatro vientos esperando aprobación».

«Contactarme con otros asexuales me ayudó a sacarme las dudas que tenía» cuenta Micaela.

«A mí se me cruzó la idea de traducir información para difundir. Comencé mi labor sin darme cuenta, quise ayudar a que otros no se choquen con ese muro de concreto que es el intentar entrar en un frasco que no es el tuyo, en una orientación que no te pertenece. Sobre todo los más chicos, a partir de los diecisiete, dieciocho años comenzás a hacerte muchas preguntas que no tienen una etiqueta que te ayude a tomar idea y dimensión de lo que sos. A mí la comunidad me ayudó a dar fin a esa búsqueda, dije “Esto soy yo, acá pertenezco”. Llegás a reprocharte no poder ser “normal” al desconocer la etiqueta, la invisibilidad trae muchos conflictos para la vida del asexual. Trato de evitar que eso pase y también fue una forma de agradecer a quien me dio mi visibilidad, nos dio un lugar para estar con gente como yo. Es una sensación muy bonita cuando lográs cerrar el círculo y aceptás tu identidad sexual…»

«La tarea del activista es educar, aportar y dar a conocer nuestra orientación sexual, tanto para los miembros de mi comunidad, los aliados (Asociaciones y profesionales) y los activistas» agrega Patricia.

Nació en Buenos Aires en 1996. Es escritora y poeta. Participa en antologías nacionales y colabora con revistas literarias. Obtuvo el 1° Premio en el Certámen provincial de Poesía 2015. Es estudiante de redacción y colaboradora en Revista Circe. Twitter: @Mujerbohemia

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    3 Comments

    1. Dos recomendaciones
      Primera: no deberían equiparar lo afectivo con lo romántico. Deberían referirse a las relaciones románticas como sentimientos o deseos románticos. Los arromanticos sí pueden sentir afecto hacia su familia y amigos. Hay personas que podrían malinterpretarlo y pensar que son seres misántropos o psicópatas fríos. De hecho conozco a gente que piensa así de ellos por qué no pueden concebir que se pueda vivir sin sexo o romance y son ciegos a todo los demás.
      Segundo: Existimos los asexuales que no tenemos impulso sexual. Yo nunca lo he tenido, no comprendo cómo se siente el deseo sexual porque nunca lo he experimentado y por eso no siento la necesidad de masturbarme, pero me han contado que es como una urgencia o necesidad o como tener “hambre”. Bueno, a mí nunca me da “hambre”. Eso tampoco es una condición médica porque fisiológicamente tengo lubricación vaginal y soy fértil solo que a mí nunca me “lo pide” el cuerpo. Tan solo eso. ¿Qué malo hay en no necesitar la masturbación o el sexo? ¿Acaso alguien se ha muerto por eso?

    2. Dos recomendaciones
      Primera: no deberían equiparar lo afectivo con lo romántico. Deberían referirse a las relaciones románticas como sentimientos o deseos románticos. Los arromanticos sí pueden sentir afecto hacia su familia y amigos. Hay personas que podrían malinterpretarlo y pensar que son seres misántropos o psicópatas fríos. De hecho conozco a gente que piensa así de ellos por qué no pueden concebir que se pueda vivir sin sexo o romance y son ciegos a todo los demás.
      Segundo: Existimos los asexuales que no tenemos impulso sexual. Yo nunca lo he tenido, no comprendo cómo se siente el deseo sexual porque nunca lo he experimentado y por eso no siento la necesidad de masturbarme, pero me han contado que es como una urgencia o necesidad o como tener “hambre”. Bueno, a mí nunca me da “hambre”. Eso tampoco es una condición médica porque fisiológicamente tengo lubricación vaginal y soy fértil solo que a mí nunca me “lo pide” el cuerpo. Tan solo eso. ¿Qué malo hay en no necesitar la masturbación o el sexo? ¿Acaso alguien se ha muerto por eso?

    3. Dos recomendaciones
      Primera: no deberían equiparar lo afectivo con lo romántico. Deberían referirse a las relaciones románticas como sentimientos o deseos románticos. Los arromanticos sí pueden sentir afecto hacia su familia y amigos. Hay personas que podrían malinterpretarlo y pensar que son seres misántropos o psicópatas fríos. De hecho conozco a gente que piensa así de ellos por qué no pueden concebir que se pueda vivir sin sexo o romance y son ciegos a todo los demás.
      Segundo: Existimos los asexuales que no tenemos impulso sexual. Yo nunca lo he tenido, no comprendo cómo se siente el deseo sexual porque nunca lo he experimentado y por eso no siento la necesidad de masturbarme, pero me han contado que es como una urgencia o necesidad o como tener “hambre”. Bueno, a mí nunca me da “hambre”. Eso tampoco es una condición médica porque fisiológicamente tengo lubricación vaginal y soy fértil solo que a mí nunca me “lo pide” el cuerpo. Tan solo eso. ¿Qué malo hay en no necesitar la masturbación o el sexo? ¿Acaso alguien se ha muerto por eso?

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